domingo, 18 de octubre de 2015

SATANÁS Y EL ADULTERIO


Debemos entender que fue Dios quien creó y estableció el matrimonio, es decir, que el origen del pacto conyugal es sagrado y por lo tanto indisoluble. Aunque hay circunstancias humanas extremas, que la Palabra de Dios enseña, en donde el matrimonio pierde validez.
El propósito de Dios con la relación conyugal es la de establecer la unión entre un hombre y una mujer para que disfruten de una relación de amor en tres niveles: Espiritual, Emocional y Físico.

Pueden existir circunstancias que provoquen o conduzcan a una infidelidad en el matrimonio, pero no existe nada que justifique la misma. Una infidelidad lo único que trae son problemas y maldiciones en muchas ocasiones , para la pareja y para sus hijos. Es bueno aclarar que la infidelidad se da tanto en un hombre como en una mujer.

Las personas podrán tener muchas razones, circunstancias y argumentos para justificar una infidelidad, y seguramente en gran parte de los casos no sea un acto premeditado de las personas que se ven involucradas en una situación de éstas, pero tanto las leyes seculares como los mandamientos de Dios nos mandan a ser fieles en las buenas y en las malas y amar hasta que la muerte nos separe.


Aparte de las infidelidades causadas por trastornos emocionales o adicciones sexuales, en su gran mayoría ocurren cuando el cónyuge que comete la infidelidad, se justifica sobre el argumento de la falta de atención, valorización, interés, mala comunicación con su pareja e incluso la infidelidad del cónyuge. Si a esto le sumamos el entorno que nos rodea lleno de tentaciones, mensajes subliminales y directos de los medios publicitarios y del cine, nos encontramos con las seducciones sexuales a la orden del día.
Tan importante es este tema que en el mandamiento numero 7 esta expresamente dicho por Dios " No cometerás adulterio" 

El adulterio acarrea maldición al ser humano. Hay dos factores que inciden en este pecado: el primero, la tentación que viene por dos causas: la primera, el escenario que crea Satanás para llevarnos a caer espiritualmente, y la segunda, que nos dejemos arrastrar por la naturaleza humana de pecado.
Ahora, un segundo factor es que dependemos más de nuestras fuerzas que de Dios y, sin duda, en nuestra condición humana caída lo más probable es fallar. Por ello , es fundamental tener una estrecha relación con Dios y Jeuscristo y la costumbre de orar , siempre.
De acuerdo con la concepción bíblica, el adulterio es la relación sexual voluntaria entre una persona casada y otra del sexo opuesto que no es su cónyuge.Pero Jesucristo fue aun mas lejos y afirma en Mateo 5 :27-30  
“»Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.” Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.  Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno”. 


El matrimonio para Dios es sagrado, y El ha establecido normas estrictas para sus hijos en lo referente a este pacto y la moralidad sexual. Dios aprueba y bendice únicamente la intimidad sexual dentro del matrimonio.

Satanás juega un papel importante en todo esto. El nos estudia y prepara todo un escenario para que caigamos en la tentación del adulterio. NO debemos olvidar que los demonios , entre otras cosas estan aqui para tentarnos , pero cabe solamente a nosotros decidir si caemos en esa tentación o no. 

 Lo más común para quien cae en adulterio es despues, justificarse en  excusas: 1.- “Es culpa de la otra persona, que me tentó“. 2.- “Todos lo hacen, ¿por qué entonces me cuestionan a mi?” 3.- “Realmente no pude resistir la tentación“. 4.- “Fue solo un error“. 5.- “¿Qué me exigen a mi? Al fin y al cabo nadie es perfecto“. 6.- “El diablo me obligó a hacerlo“.7.- “Me presionaron y por eso caí en pecado“. 8.- “Yo no sabía que aquello era malo“. 9.- “Es que Dios me estaba tentando“.
Lo que no podemos desconocer es que Satanás ha desplegado en todo el mundola epidemia de la infidelidad.


Como se llega a caer en el adulterio? 
Caso 1: Todo comenzó con un correo electrónico. Uno solo. Después de haber abierto su página personal en un servicio de la Internet. “Me pareció muy atractivo. Coincidencialmente vivimos en la misma ciudad. Quisiera que nos encontráramos, para tomarnos algo. Marién“.
El joven miró el correo, pensó unos instantes y lo cerró. Definitivamente no le interesaba. Estaba casado, desde hacía dos años. Es más: tenía una hermosa bebecita. No le quería fallar,ni a su esposa ni mucho menos a Dios.
Eran apenas las ocho y cuarenta minutos de la mañana. Los empleados comenzaban a llegar a las oficinas administrativas de la compañía aérea en la que se desenvolvía. El pensamiento le asaltó de nuevo: ¿Qué tendría de malo si leía el email nuevamente? La tentación fue mayor que sus fuerzas. Al menos así lo rememoraría tiempo después. Y respondió: “Agradezco sus palabras. Soy casado. Pero insisto: le agradezco“.
 A partir de ese primer acercamiento, los mensajes electrónicos fueron y vinieron en una sucesión que parecía interminable, a toda hora, varias semanas, por un tiempo que le pareció excesivo. En una de las cartas la joven le remitió su fotografía. Era linda. Y se dejó atrapar por la red.
Francisco y Catalina se encontraron por primera vez un viernes en la tarde. Él salió temprano del trabajo, con un pretexto cualquiera. Ella no asistió a las dos últimas clases de la universidad. El encuentro le pareció a los dos maravilloso. No hablaron de amor, sino de trivialidades: cine, deportes, música… Quedaron en encontrarse de nuevo.
Los días se le hicieron eternos al joven. Por un lado, quería encontrase de nuevo con la estudiante, por la que no podía negar su atracción. Pero por otra parte le asaltaba la sensación de culpa. Fallarle a su cónyuge,arrodillarse a orar, le resultaban un motivo recurrente para que la conciencia lo torturara.
Cayeron en infidelidad y conforme pasaba el tiempo, se iban comprometiendo más. La relación de Francisco terminó en divorcio.   Satanás habia vencido, se destruía una familia.
Caso 2: A Lina María sus primeras incursiones en el adulterio, tuvieron lugar cuando trabajaba en una compañía de construcción. Era secretaria. Además de bonita, eficiente. La rodeaba un hogar feliz. Su esposo, comprensivo; sus hijos, amorosos. “Un cuento de hadas“, como le dijera su hermana Lucía.
Aunque su decisión contrariaba al jefe, apenas el reloj marcada las cinco de la tarde, apagaba el computador, guardaba todo y salía rumbo a casa. Era un gozo descubrir, asomándose por la ventana, los ojos curiosos de sus hijos que la esperaban con ansiedad.
Pero su historia tuvo un giro inesperado. Justo cuando estaban haciendo cierre de mes, ajustando la nómica. Le tocó trabajar hasta pasadas las ocho de la noche con un ingeniero. “No te angusties, te llevo a casa“, le dijo para tranquilizarla.
En medio de balances, comprobaciones matemáticas y corroboraciones de los documentos de identidad de los empleados, no perdía oportunidad para decirle algo bonito, halagador. “Recuerde que soy casada“, se defendía ella. El asedio continuó. Ella decidió aquella vez irse en taxi. Pero le seguían rondando la serie de comentarios galantes.
Al día siguiente ni siquiera cruzó mirada con él. Le rehuía. No obstante, él fue insistente. Incluso, en los días siguientes, le trajo chocolates que discretamente le colocó en el escritorio.
Y su actitud inicial de rechazo, fue cambiando casi sin darse cuenta. Cuando menos lo pensó Lina María, estaba comprometida en una cita con aquél profesional de la constructora, y después de un aperitivo, en un restaurante elegante de la ciudad, vino un toque de manos, con sutileza, que minutos después dio lugar a un beso furtivo.
Cayó en adulterio. Algo doloroso, para ella y para su esposo, cuando le descubrió unos mensajes de texto que le hizo llegar el amante al teléfono celular.
El matrimonio continuo por diez meses más antes que definitivamente se fuera a pique, como una embarcación rota en altamar. La disposición de perdón que inicialmente manifestó el cónyuge fue reemplazada posteriormente por la desconfianza y la sensación de que en cualquier momento lo traicionaría de nuevo. Santanás habia vencido nuevamente. Otra familia que se destruía.



Debemos aprender a ser más criticos con nosotros mismo , es importante revisar nuestra vida. Es probable que estemos acariciando el pecado del adulterio y que lo justifiquemos bajo un barniz sutil diciendo que “…en las cosas del corazón no manda nadie”. O tal vez hayamos confundido los sentimientos y creamos que estamos enamorados de alguien distinto de nuestro cónyuge. ¡Mucho cuidado! Debemos correr cuanto antes a la presencia de Dios en oración. Solamente Él puede fortalecernos cuando enfrentamos la tentación. Recuerda: se puede resistir a la tentación. No caigas en el adulterio! No más familias destruidas!



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